La relación que adoptan los hermanos cuando llega un niño con discapacidad a la familia. Suelen surgir en los padres emociones de angustia, preocupación, tristeza, rabia, miedo etc. Esta suma de emociones, unida a las demandas de atención que normalmente requiere el niño con la limitación, puede hacer que sus hermanos sean los menos atendidos.
En ocasiones, los familiares piensan que los hermanos tienen más recursos para enfrentarse solos a las vicisitudes de la vida. Aunque sin darse cuenta ellos también necesitan una atención y apoyo exclusivo para su pleno desarrollo.
Los profesionales del campo de la rehabilitación, a menudo, contribuyen en este descuido. Ellos están formados para la asistencia en discapacidad y pueden sobrecargar a los familiares con exigencias elevadas. Satisfacen así las necesidades especiales de solo uno de sus hijos.
Esto no quiere decir que el hecho de tener un hermano con discapacidad sea necesariamente algo negativo para los niños, sino que es la percepción de un trato desigualitario de los padres hacia sus hijos lo que conlleva consecuencias negativas en los mismos. La relación que adoptan los hermanos con discapacidad ha de ser positiva.
Dificultades
Algunas de las dificultades con las que los hermanos refieren haberse encontrado durante la infancia son las siguientes:
- Algunos padres encuentran problemas a la hora de poner límites al hijo con discapacidad. En cambio, recaen todas las exigencias sobre su hermano, llegando incluso a esperar que comprenda y ceda a las demandas y caprichos del niño con la limitación.
- En algunos casos, los padres, en un intento de sobreprotección del hijo sin discapacidad, no le dan suficiente información sobre la problemática de su hermano, convirtiéndose en un tema tabú. Esto despierta en él sentimientos de incomprensión, soledad y aislamiento. La falta de información, además, da lugar a temores sobre la muerte del hermano o fantasías sobre una curación mágica.
- En ocasiones, los hermanos sienten dudas de si sus padres realmente les quieren. Muchas veces interpretan que la atención y cuidados que recibe su hermano es consecuencia de una falta de afecto hacia ellos, por no ser lo suficientemente “buenos”.
- Es común que los progenitores traten de ocultar sus sentimientos con respecto a la situación que están viviendo. Transmiten así a los niños que es algo malo expresar las propias emociones, negándolas con frases como: “cómo vas a sentir celos, él necesita más de nosotros que tú, deberías ser capaz de entenderlo” o“te rompe los juguetes porque no entiende, no deberías enfadarte”. Sin embargo, la expresión de las propias emociones es crucial. Es importante la salud de todos los miembros de la familia y, por supuesto, no es un signo de debilidad ni de ser malos padres o hermanos.
Para entender el mundo interior de nuestros niños tenemos que intentar meternos en su piel. Hay un fuerte amor, también enfados. Hay celos y rivalidad, también preocupación por este hermano que se percibe como indefenso. Puede haber vergüenza ante la mirada externa, e intensa fuerza en la defensa ante cualquier discriminación. Quizá sientan el peso de las responsabilidades y a la vez gratitud por la riqueza interior y el aprendizaje en valores humanos.
Es necesario que los hermanos puedan dar voz a este mundo emocional, que se sientan comprendidos y apoyados,y no hay un lugar mejor para ello que el seno de la familia, donde todos sus miembros viven a diario situaciones parecidas.
En base a la información recogida en las investigaciones, se propone a los adultos que no depositen en el hijo sin discapacidad responsabilidades que no le corresponden, respeten su edad, no le asignen funciones de padre. Tampoco le alejen de la problemática, háganlo partícipe desde el principio. No juzguen sus emociones, legitímenlas. Exterioricen también el amor hacia él, lo necesita. Infórmense de cómo ayudar a este hijo, él también es especial, el también necesita tiempo y atención. ¡No se olviden de ellos, ni de ustedes!
Beatriz Reguera Álvarez
Psicóloga en Tu Psicoterapia Madrid