Hoy elijo este tema porque desde hace un tiempo me gusta escribir sobre cuestiones que sean de interés social. La maternidad, y compatibilizarla con el ritmo actual de vida, preocupa a muchas mujeres y no son pocas las situaciones en las que me plantean que a lo mejor es que no son buenas madres, que van a hacer que sus hijos tenga problemas y me preguntan ¿Soy buena madre?
¿De dónde viene la idea de si soy buena madre?
Nuestros pensamientos no surgen de la nada. Siempre están relacionados con situaciones que vivimos, conocimientos que absorbemos de otras personas y creencias que recibimos a lo largo de nuestra vida, pero la época en la que recibimos información como esponjas es la infancia y la adolescencia.
Para mí, la idea de ser buena madre ha comenzado a ser preocupación por la tendencia existente a compararnos con nuestras madres, o incluso abuelas, queriendo asumir que podemos hacer lo mismo que ellas. Trabajar, tener vida social y encima mantenernos cuidadas por dentro y por fuera ¿No te has agotado únicamente por leerme?
Asumir que tenemos que hacer las cosas como ellas, y no perdernos en el intento, es el camino para el malestar. Nosotras ya no podemos dedicarnos, en general, únicamente a la casa y crianza de los niños, partiendo de que a muchas de nosotras esa no nos parece una situación ideal trabajar de manera exclusiva para nuestra familia.
Otro de los factores que influyen para que se produzca esta sensación es el cambio educativo en nuestra sociedad. Hace no tantos años, cuando yo era pequeña, la única forma que había de educar es el “porque yo lo digo, que soy tu madre”.Si te daba por ser rebelde te caía una reprimenda que preferías asumir lo primero sin rechistar. No digo que todas las madres fueran así, pero si es cierto que la sociedad tendía a eso, a asumir que los padres mandaban y tenían derecho a decirnos lo que quisieran solo por serlo.
Pasan los años y la sociedad se da cuenta de que esta forma de educar no proporciona herramientas emocionales para sentirnos satisfechos. Entonces aparece la metodología por la que hay que dotar a los niños de herramientas, dejarles pensar, proporcionarles su espacio y sobre todo que si nos obedecen que sea porque ellos quieran y desde la comprensión ¿Qué pasa con esto? Pues que produce mucho desgaste porque choca con las ideas anteriores y con la prisa que tenemos se convierte en una bomba emocional. Quiero ser, pero no puedo ser; necesito cuidarme pero tengo que ser; quiero hacer, pero no tengo tiempo. El resultado es que se genera una culpabilidad que está relacionada con el pensamiento de si vas a conseguir que tu hijo viva equilibrado.
¿Cómo eliminar este pensamiento de si soy o no buena madre?
-Tener muy claro de dónde viene. Sí, porque este pensamiento está, pero es muy generalista. Es ideal que aprendas a ser conscientes de los pensamientos que te vienen como pequeños flashes y que derivan, al final, en la incapacidad de sentirte buena madre.
-Buscar algunos pensamientos que provoquen autocompasión ¿Esto qué significa? Asumir que hay ocasiones que vas a poder llegar a lo que querías, pero otras veces no. Esos momentos necesitas rebajar la importancia de las consecuencias y quererte a ti misma.
-Saber qué principios y valores quieres inculcar en tu hijo y diseñar el camino para hacerlo. Eso te va a ayudar a saber cuáles son las situaciones en las que vas a ser menos negociadora y en las que sí. Educar en amabilidad y firmeza, términos usados en disciplina positiva, buscando tu propio equilibrio.
-Tener un tiempo para ti. Cuídate mucho, y si un día no se cena más que leche con cola cao, pero a ti te ha servido para disfrutar de un paseo o ir a una clase de yoga, pues bienvenido sea. Además, si tienes pareja es muy importante repartir las tareas hasta el punto de que elimines la sensación de que la maternidad es una carga.
-Aprender asertividad. Muchas veces nuestro malestar se incrementa por los comentarios de algunas personas que en ocasiones nos dan su opinión sobre cómo estamos educando. Esta estrategia comunicativa te va a ayudar a saber responder a esas personas, sin sentir que has sido agresiva.
Seguiré escribiendo sobre este tema, pero sí consigues llevar a cabo alguno de estos consejos te sentirás bastante más cómoda en tu rol de madre.