La terapia sexual es la opción adecuada cuando sientes que no estás disfrutando de tu sexualidad plenamente. Bien sea en pareja o individualmente. La OMS define la salud sexual como un “estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad. Dicha sexualidad no es la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad. Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud».
Terapia sexual: ¿Qué es?
La terapia sexual es un proceso que comienza cualquier persona que siente un malestar en relación a su vida sexual, ya sea individualmente o con su acompañante sexual. Otra cosa que puede ocurrir, aunque no es muy frecuente en las consultas en España (en otros países más avanzados sí que se da), es que en la terapia se desee potenciar la sexualidad, pero desde el bienestar.
La terapia sexual comienza cuando decides que no estás expresando tu sexualidad como deseas y, que la mejor forma de conseguir qué esto cambie, es tomar las riendas. Las primeras citas van a servir para que expreses todo lo que tienes en tu cabeza en relación a este tema, desde cuándo te ocurre, con quién te ocurre y qué intentos has hecho para solucionarlo. El resto de las sesiones, hasta que la terapia finalice, vas a realizar tareas para “desaprender” las formas erróneas de expresar tu sexualidad, y aprender conocimiento que te ayude a sentirte más cómoda con la misma.
Adquirir conocimientos nuevos sobre tu cuerpo y tu psicología, descubrir las ideas preconcebidas que tienes sobre el sexo y saber más sobre ti misma te va a ayudar a disfrutar mucho más.
¿Cuáles son los motivos que tiene la gente para acudir a terapia?
Normalmente las personas no acuden a terapia porque se encuentren bien con su sexualidad y únicamente quieran mejorar algunos aspectos. La realidad es que no suele ocurrir esto, y se acude a terapia cuando la forma en la que vives el sexo te está generando malestar.
Voy a contar alguna de las características más comunes de los diferentes temas por los que las personas acuden a terapia:
Dolor al tener relaciones sexuales: Querer tener sexo con penetración y, llegado el momento, no puedas por el dolor o molestia tan intensos ¿Te ha pasado? Si se ha descartado una causa física (cistitis o candidiasis) esto suele pasar porque no has llegado a lubricar bien debido a causas naturales (ciclo hormonal) o porque no estás lo suficientemente lubricada. Es una situación que se suele dar más en mujeres que en hombres.
Eyaculación precoz: A mí, como profesional, no me gusta usar este término, porque me aburre muchísimo tener que poner tiempos a la expresión de nuestro sexo (tampoco me gusta cuando es la otra cara de la moneda). Creo que es más importante que, al tratar esta situación, se enfoque desde un enfoque individual. Por lo tanto, considero que existe eyaculación precoz si no controlas tu eyaculación, no tanto por tiempo. Si no eres capaz de identificar la sensación inminente de eyaculación es cuando considero que se debe acudir a sesiones, pero no por tardan 6 segundos o 15 minutos ¿Qué te parece este nuevo enfoque?
Disfunción eréctil: Esta situación se ha definido, comúnmente, con algunas palabras como “gatillazo”. Está definida como la dificultad para mantener una erección completa, ya sea durante la masturbación como en la penetración, a pesar de tener deseo por alcanzarla. La mayoría de las veces está relacionada por los pensamientos anticipatorios (“No voy a poder”, “Verás que vergüenza”, o “Se va a reír de mí”), los que se tienen en las relaciones (“Uy, ya empiezo a sentirla más floja”, “No está disfrutando”, o “Si es que no voy a poder nunca”). La terapia sexual va enfocada a que los hombres dejen de sentir que el satisfacer a la otra parte es responsabilidad suya y, también, a vivir la sexualidad fuera del “rol del espectador” ¿De verdad puedes creer que vas a tener una erección si estás más centrado en cualquier cosa que en disfrutar
Vaginismo: Esta situación se da menos en terapia, porque se suele acudir más a consultas médicas. Consiste en la contracción involuntaria del primer tercio de la vagina cuando se siente que algo nos va a penetrar. La contracción es tan fuerte que da igual el tamaño del objeto, porque se va a producir la misma y, muchas veces, está relacionada con el dolor en las relaciones, porque al haber sentido tantísimo dolor las mujeres desarrollan vaginismo. Este problema se da cuando se asocia el sexo a algo negativo, por ejemplo relaciones sexuales insatisfactorias, violaciones o abortos no deseados, pero realizados a pesar de no desearlo.
Anorgasmia: No tener orgasmos o, los que se tienen, no vivirlos satisfactoriamente. Vivimos en la sociedad del coitocentrismo (la penetración como máximo exponente de la sexualidad occidental). Esto hace que muchas mujeres crean que la manera “normal” de alcanzar el orgasmo sea la penetración ¿Realmente crees que es así? La realidad es que las mujeres tenemos orgasmos porque, de manera directa o indirecta, el clítoris está siendo estimulado. Otra preocupación es que tu orgasmo pueda ser flojo, menos orgasmo, porque no gritas como en las películas porno (o tu vecina) o no sientes que se te abren las puertas del paraíso. Por favor, vive la expresión de tu orgasmo sin compararlos con otros, de esta manera te sentirás muchísimo mejor.
Deseo sexual bajo: Este el motivo más común en mi consulta y, suele estar relacionado con el ritmo tan alto que tenemos en nuestra vida y sentir que nuestra forma de vivir la sexualidad no nos satisface. La gran parte de las personas que acuden quejándose de falta de deseo son mujeres. La forma para cambiar el deseo sexual es trabajar la parte de las ideas y pensamientos en relación al sexo, intentar generar fantasías, buscar los estímulos que hace que tu deseo despierte, además de no querer vivir las relaciones sexuales a medio gas. Antes se pensaba que este malestar era mayor en mujeres que en hombres, pero por lo que yo veo actualmente los porcentajes se están igualando.
¿Qué vamos a hacer en terapia sexual?
La terapia sexual está hecha a medida de cada persona, pero sí que existen algunos pasos en común: conocer las ideas erróneas respecto al sexo, cambiarlas por otras que nos ayuden más, adquirir conocimiento más sano sobre el sexo, llenar nuestra vida de ganas de disfrutar sin juzgar si está bien o mal (simplemente que sea todo en base a la libertad) y, tomar el sexo como lo que es: Placentero.
¡Espero que te haya gustado el artículo!