La depresión es la enfermedad más paralizante que existe, aunque afortunadamente tiene tratamiento y se consigue superar sin dejar secuelas. Un alto porcentaje de la población presenta alguna vez en su vida episodios de depresión, bien sea por la muerte de un familiar u otro motivo que le suponga un golpe emocional negativo.
Aunque hay varios tipos de depresión, dependiendo de la intensidad, vamos a definir realmente qué es y qué síntomas y causas acontecen en dicha enfermedad.
| ¿Qué es la depresión?
La depresión, o también llamada, «trastorno depresivo mayor» , «depresión clínica» o «distimia», es una enfermedad biopsicosocial que causa un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en realizar diferentes actividades. Afecta a los sentimientos, pensamientos y el comportamiento de la persona, llegando a causar problemas físicos y emocionales.
“La depresión se debe en una parte a la herencia genética y en otra, mayor, al ambiente”
¿Cómo saber si tienes depresión?. Es importante saber que la depresión genera un malestar significativo, tanto a nivel emocional como a nivel físico, y entorpece el funcionamiento normal de áreas importantes como la social, por ejemplo.
| Síntomas
La depresión viene definida por una serie de criterios diagnosticados. Según la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), quienes disciernen los principios de los trastornos mentales, la depresión se cataloga en varios criterios:
- Estado de ánimo deprimido. Durante este estado se producen sentimientos de tristeza constantes, sensación de vacío emocional y ganas de llorar frecuentes. La irritabilidad y la frustración en adolescentes también tienen su importancia con respecto a la depresión ya que es un estado de ánimo que se genera durante esa etapa.
- Pérdida del placer o del interés. Disminuyen las ganas de realizar cualquier actividad relacionada con el trabajo u otra de disfrute diario, como pueden ser los hobbies. Como consecuencia, el individuo tiende a aislarse hasta de los demás, hasta de sus seres queridos.
- Disminución de la concentración. Tendencia a postergar tareas. Pocas ganas de pensar y de tomar decisiones aunque se trate de cosas insignificantes. Dificultad para recordar.
- Cambios importantes en el peso o en el apetito. Pueden generarse tanto por exceso como por defecto. Los atracones de comida vienen dados por emociones y no se sacian con facilidad. Al contrario, la falta de apetito, da lugar a adelgazamiento, pudiéndose convertir en un trastorno de la alimentación.
- Insomnio o dormir demasiado. Las alteraciones de sueño son otro tema a tratar. El sueño puede verse afectado al principio de la noche o en mitad de ella. También puede pasar al contrario, la sensación de estar cansado y dormir largas horas, incluido varias veces al día.
- Sentimientos de culpa. Los acontecimientos pasados influyen notablemente. Aunque no es probable que se vuelvan a repetir en un futuro. El individuo da demasiada importancia a un hecho de fracaso o autorreproches, y de ahí deriva su culpabilidad.
- Falta de energía. La sensación de fatiga o cansancio que el individuo siente, frecuentemente, le obliga a realizar un mayor esfuerzo sobre cualquier tarea por pequeña que sea.
- Ideas de suicidio. Pensamientos recurrentes sobre la muerte.
- Cambios psicomotores y aparición del dolor. Ritmos cardíacos agitados o de sobreexcitación, y sensación de pesadez constante. Dolor de cabeza o lumbar, de artrosis.
La persona con depresión despierta una mirada triste y una postura encogida, e incluso sus movimientos corporales están ralentizados. Su voz será monótona y con un tono muy bajo. No llora públicamente, aunque a veces no puede controlarlo. La falta de energía, ilusión y esperanza le aleja de una vida social placentera, ya que tiende a aislarse, y si ve forzada la situación aún más.
Una vez seamos conscientes de los síntomas afectivos, cognitivos, volitivos y físicos que tiene la persona que padece depresión podemos entender un poco más el origen, aunque no haya una causa exacta de ello.
| Causas de la depresión
Los expertos consideran que hay varios factores biológicos, psicológicos y sociales que influyen en la detección de la depresión. La interacción entre ambos puede acabar en un episodio depresivo.
- Genéticas. Se heredan rasgos neuróticos de personalidad lo que supone que la persona tenga cierta tendencia a padecer estrés sin motivo alguno, alterando así los mecanismos biológicos. Aproximadamente lo hereda un 40% de la población.
- Ámbitos negativos. Acontecimientos ocurridos durante la infancia. Abuso infantil, violencia en el entorno familiar o situaciones estresantes como la perdida de un ser querido, problemas económicos o enfermedades, entre otras, que dan lugar a hechos depresivos.
- Alteraciones en los neurotransmisores cerebrales. Las personas que tienen un temperamento neurótico son más propensos a desarrollar depresión. Son inestables emocionalmente, melancólicas, pesimistas y con baja autoestima. Tienden a sentir culpa y se sumergen en un estado de tensión y preocupación continuo. Afección debida a la serotonina, la noradrenalina y la dopamina
- Cambios hormonales. Tienen su rol como desencadenante de la depresión, ya que afecta a las emociones y al aspecto físico.
Es imprescindible apoyar a cualquier persona que padece este trastorno emocional. Estar presente y ofrecer apoyo es fundamental. La paciencia es clave para poder ayudar a la persona en concreto, ya que no hay que obligar sino escuchar, acompañar y, sobre todo, estar.
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