Los ataques de pánico no se pueden explicar de la misma manera en que se vive. Se trata de un pico muy fuerte de ansiedad acompañado de síntomas muy desagradables, junto a una sensación de miedo alrededor. La mente puede recrear escenarios catastróficos y generar una experiencia realmente mala.
Con frecuencia, las primeras veces que alguien tiene un ataque de pánico acaba en urgencias con la convicción de estar sufriendo algo muy grave. Lo confundimos con ataques al corazón debido al malestar que genera. También, pueden estar asociados a diferentes trastornos como trastornos de ansiedad, depresión, trastorno bipolar, entre otros.
El ataque de pánico aparece de forma inesperada como episodio acompañado de sensaciones corporales y cognitivas ( es decir, mentales) provocando un miedo intenso. La ansiedad se activa cuando hay un posible peligro o una amenaza. Esto ha servido al ser humano para sobrevivir, pues lo prepara para la huida o la lucha, siendo esta una respuesta conductual.
La ansiedad es una emoción cualquiera, y aunque pensemos que es negativa nos ayuda a desenvolvernos mejor, pues nos activa para la acción.
Por tanto, un ataque de pánico lo vamos a experimentar cuando sintamos malestar o miedo intenso. Además, para que sea considerado trastorno de pánico, debe darse más de dos veces, en un mes, alguno de los siguientes síntomas:
- Taquicardias o palpitaciones
- Sudoración
- Temblores
- Sensación de ahogo o dificultad para respirar
- Malestar intestinal o náuseas
- Sensación de desmayo y mareo
- Escalofríos o sensación de calor u hormigueo
- Miedo a perder el control
- Miedo a la muerte
- Entumecimiento en partes diferentes del cuerpo
Todos estos síntomas también pueden ir acompañados de otros como son dolores de cuello, cabeza, zumbidos en los oídos o llanto.
Los ataques de pánico pueden llegar desde un estado de calma, no siempre desde un estado de nervios.
Según los datos, los ataques de pánico suelen comenzar al final de la adolescencia o al principio de la edad adulta. Son más frecuentes en mujeres que en hombres, y poco probables en la edad anciana.
¿Por qué llegan los ataques de pánico?
Los ataques de pánico pueden aparecer de forma repentina. La mente es capaz de crear síntomas que tú los puedes sentir reales. Cada paciente los controla de una forma determinada. Pero, ¿qué es desencadena este tipo de situación?
Entre las causas más comunes que pueden influir en los ataques de pánico están la genética, el alto nivel de estrés (por diversas situaciones importantes en la vida), las emociones negativas o sucesos traumáticos, el consumo de tabaco o la cafeína excesiva, y la falta de serotonina, pues la ansiedad tiene que ver de alguna manera con esta. La serotonina juega un papel fundamental. Se trata de una sustancia que tenemos en el cuerpo que nos hace tener placer. Cuánto más bajo tengamos el nivel de serotonina es posible que experimentemos ciertos episodios de una forma más desagradable.
7 claves para controlar un ataque de pánico
Lo más importante es detectar los síntomas, ponerles nombres y ser conscientes de que las estrategias usadas hasta ahora para controlar la ansiedad pueden haber cronificado el problema.
- Entender los procesos psicológicos. Estos contribuyen a que se repitan los ataques de pánico.
- Atención selectiva. Las personas que experimentan ataques de ansiedad comienzan a prestar mucha atención a las sensaciones corporales. Experimentan con mayor intensidad dichos síntomas.
- Conductas de seguridad. Las personas comienzan a desarrollar conductas para evitar las catástrofes que predicen en su mente. Esto es la mera sensación de que controlan esos sucesos gracias a sus precauciones pero no es así.
- Conductas de evitación. Las personas que sufren ataques de ansiedad intentan evitar situaciones que les pueden provocar un nuevo ataque. El problema es que la evitación impide comprobar la validez de las predicciones catastróficas, ya que al no exponerse es imposible que la persona se de cuenta de que los temores que tiene no se cumplen.
- Saber que los síntomas no son peligrosos (aunque sean desagradables). Tener claro el hecho de que no pasará nada grave y que el ataque de pánico es transitorio la sensación de control que se tenga será mucho más alta.
- Técnica de respiración del pánico. Cuando sufrimos un ataque de pánico, hiperventilamos. Hay que respirar lento y con profundidad para controlar el intercambio de gases en el cuerpo. Hay que practicarla en el día a día para conseguir una buena técnica y que funcione cuando experimentemos un ataque de ansiedad.
- Distracción. Es usada para no evitar las situaciones que nos producen ansiedad. Así nos enfrentaremos poco a poco a los miedos.
Estas son solo algunas de las claves que nos ayudarán a sobrellevar mejor los ataques de pánico. Pero si ves que no eres capaz de controlarlos, ¡llama a un terapeuta! , te ayudará a no padecer un estado constante de miedo y a gestionar mejor todas las áreas de tu vida.
¡Gracias por leerme!